jueves, noviembre 02, 2006

DIA DE MUERTOS, MUERTES Y MUERTAS

en un día como hoy, pero de hace un par de años, falleció mi abuelo.
el tenía ya setenta y cuatro años, fué taxista, boxeador, alcohólico, padre y abuelo.
yo sólo lo conocí como el último, el abuelo que se iba todos los días, a las cinco de la mañana y volvía hasta las tres de la tarde, justo a tiempo para la comida, siempre llevaba consigo un walkman con la radio a todo volúmen, porque le gustaba escucharlo de la bocina, odiaba los audífonos, a mi no me gustan esas chingaderas- decía; entonces, puntualmente, todos sentados en la mesa que con esmero preparó mi abuela, de repente escuchábamos como se abría la puerta del zahuan y oíamos una radio a todo volúmen, siempre la misma estación de am.no sé el nombre, sé que en ella salía "la mano peluda" porque siempre a las 10pm, me iba al cuarto de mi abuelito a escucharla con él.siempre la misma estación.

Nunca supe por seguro a dónde iba mi abuelo todas las mañanas y volvía tan tarde, unos dicen que todavía iba a sus reuniones de A.A. otros que iba a caminar a Chapultepec, que iba por la leche a las cinco de la mañana, luego iba a Chapultepec y luego a alcohólicos anónimos..otros dicen que se iba a comer, a leer un libro, una tía en el pre de su paranoia llegó a decir que mi abuelo tuvo otra familia por todos estos años, y que todos los días la iba a visitar. la verdad es que no sé y es de esas pocas cosas que sé que nunca sabré, pero me gusta que sea así.

es bastante curioso que yo haya sentido la muerte de mi abuelo, nuestras conversaciones nunca fueron más allá de preguntarle algo, lo que sea, a lo que el siempre respondía con un monosílabo y ya, eso era todo, lo más que llegué a hablar con mi abuelito (como me arrepiento de ello).por lo mismo me parece extraño que haya sentido su muerte: un primero de noviembre del dos mil cuatro, estaba yo en el centro comiendo tacos con un enemigo, yo podía sentir la penumbra del día, lo que no es raro porque es día de muertos y así se sienten los días de muertos, el misticismo al máximo siempre..pero este no era solo el misticismo mágico de siempre, este era pesado, era una niebla de dolor, mas de despido que de amargura, sólo despido, adios. recuerdo que le dije a Fernando: siento algo mal, que algo malo va a pasar..y al siguiente día me desperté muy temprano, un tío llegó y entró al cuarto de mi madre, lo siguiente que oí fué a mi mamá llorando mucho, no era necesario decirme nada, yo ya lo había sentido tan inminente, era lo mejor. la muerte baila con nosotros toda la vida y de repente, un buen día, nos lleva consigo a su casa, al lugar de donde nadie regresa.era simplemente el turno del padre de mi madre, eso era todo, tuvo una vida larga y fructífera, y ahora está con ella, siguen bailando, en su casa de ella, el lugar de donde nadie vuelve, porque nadie quiere volver.