miércoles, agosto 25, 2010

Il y a un an.

La Srita. Z me dijo que pasaría semana santa en Maruata Mich. con sus familiares de Morelia, en una muestra de excelsa amabilidad me invitó a alcanzarla en el Pacífico, invita banda-me dijo-y la pasaremos muy chido todos en la playita. Yo conocía dicha playa porque pasé una semana ahí en diciembre del 2006, todo estuvo aquella vez de maravilla con mi mejor amiga, su novio y un amigo de ella, mis primeras pachecas fueron ahí, deliciosas noches llenas de estrellas, alcohol, marihuana, sexo, tortugas y olas.Pero resultó ser que la playa de la que Z. hablaba no era Maruta Maruata sino la playa de al lado, Maruata Viejo creo que se llama, me explicó cómo llegar y le dije que si no llegaba antes del jueves es que ya no llegaría,era viernes y estábamos en una fiesta cerca de CU, bebimos y nos besuqueamos un rato, luego me pidió que la acompañara a la estación de camiones mas no lo hice, no recuerdo por qué.

Encontrar a "la banda" para ir a la playa fué bastante sencillo,el sábado, en una fiesta de la Del Valle me encontré a la Srita. Georgette, le mencioné el plan y le gustó, ella le dijo a Lalo quien aceptó e invitó a su novia, les dije que yo sabía perfectamente cómo llegar al lugar porque ya había ido antes y me creyeron-ingenuos, dos días después emprendimos el largo viaje de la estación de autobuses de occidente al puerto de Lázaro Cárdenas y de ahí tomamos un autobús con dirección a Colima.

Ya cerca de Maruata el chofer detuvo el autobús frente a un local en medio de la nada, justo en el filo de un acantilado, era un restaurante muy amplio con sólo una pared verdadera, las demás eran columnas que sostenían un techo de cemento, la comida no era cara, compramos cervezas y tostadas de ceviche, por las no-ventanas del restaurante se podía ver el mar golpeando las rocas, un buen lugar, excelente vista y brisa, se estaba bien ahí pero yo ya quería llegar a la playa y especialmente ver a Z, aparte de nosotros cuatro sólo viajaban otras dos chicas en el mismo autobús, quienes se quedaron durmiendo dentro del mismo, el chofer se tomó su tiempo para comer, creo que conocía muy bien a las dueñas del restaurante porque platicaron mucho y creo que se paró ahí para obligarnos a consumirle a sus amigas, una señora y sus dos hijas, como mi desesperación era mucha me acerqué a la orilla de la carretera y empecé a pedir aventón, nadie se detuvo, de los pocos vehículos que pasaron uno llamó mi atención más porque pasó hecho la madre, casi me atropella, era una pick-up negra, obviamente nadie me dió ray y tuvimos que esperar hasta que al chofer le dió la gana. Finalmente el camión aceleró con sus únicos seis ocupantes dentro, es decir Georgette, Dianita, Lalo, las dos chicas hippies y yo, platiqué un poco con las jipis y me dijeron que ellas iban a Maruata Maruata a un festival de música electrónica, justo de eso platicábamos cuando el autobús se detuvo otra vez en una curva, nos asomamos todos por la ventana para ver a la misma pick-up negra que no me quiso dar aventón completamente volteada, con las llantas apuntando al cielo y todavía girando, un árbol y un par de rocas la habían detenido, sentado junto a la camioneta estaba un señor gordo agarrándose la cabeza con cara de desconcierto, a la fecha no sé si tenía o no el ojo izquierdo, yo sólo le vi sangre,mucha sangre y un agujero al lado del ojo derecho, esparcidas por los lados del armatoste estaban también una señora y dos niñas, acostadas en el piso, no se movían. Nuestro chofer se bajó del bus a ayudar, nosotros no nos atrevimos a dejar nuestros asientos, vimos cómo entre el chofer y otros fisgones que ya estaban ahí cundo llegamos tratron de levantr a la señora y reanimarla pero no se movió, nos quedamos allí parados hasta que llegó la ambulancia.

El chofer no nos quiso llevar hasta Maruata Viejo y nos dejó en Maruata Maruata, seguí las instrucciones de Z. para llegar a aquella playa escondida, los lugareños sólo nos perdieron más y nos hicieron dar vueltas, se nos hizo de noche caminando al lado de la carretera y escuchando a los Peppers, cuando llegamos al lugar indicado armamos nuestro campamento, encendimos una fogata y nos pusimos a fumar un bien merecido churro. Cuando ya estaba muy pacheco recordé que tenía que buscar a Z así que me puse a caminar a la orilla del mar gritando su nombre, eventualmente una silueta se levantó de una hamaca en la oscuridad y me dijo: Jorge??...Sí viniste!! Qué te dije?-le respondí-Faltan quince minutos para que sea viernes pero aquí estoy.

A pesar del malviaje del camino a la playa (y de lo inútil que me sentí al no poder ayudar a otro ser humano) el resto de la semana fue simplemente magnífico, todo fue escuchar música y pasarla bien con Z. y mis amigos, fumar marihuana, comer mariscos, nadar, escalar rocas, admirar peces con googles, comer LSD y follar en una hamaca bajo las estrellas, et vouz sayez: la bonne vie d'un jeune ecrivian mexicain.