El viernes por la tarde descubrí que ya no soy el joven que alguna vez fuí, la noche del jueves la pasé en comapañía de una linda pintora, de cuerpo fino y curvilíneo, el viernes me levanté a las cinco y me fuí a trabajar, dejé a la dama dormir en mi alcoba y esperaba dormir con ella al voler, dos horas después; mas mis expectativas orféicas se fueron inmediatamente al suelo al abrir yo la puerta de mi habitación de azotea y encontrar a la chica pintora sentada sobre la cama, leyendo el único libro de pintura que tengo en mi nuevo hogar (uno de Monet), la cama estaba hecha, ella no tenía puesto un calcetín.
Antes de lograr cerrar la puerta ya la tenía besándome el cuello, las orejas, desabrochando mi cinturón y mi camisa...
La mañana se fué entre jadeos y gemidos, pasado medio día el cansancio nos obligó a salir a buscar algo de beber y comer, pero ¡oh sorpresa! Yo no tenía más de cuatro pesos en mi cartera, el viernes me pagaron mi quincena pero mi jefe se tardó demasiado en hacer el depósito,tuve que ir a la escuela con los que resultaron ser diez pesos que sorpresivamente aún me quedaban en la tarjeta del metrobús, a la señorita pintora la acompañé al metro sin haberle dado nada de desayunar, me sentí miserable.
Me fuí a la escuela con el estómago vacío, llegué tarde a mi única clase, después de dos aburridas horas de latín salí corriendo al banco, por fortuna mi jefe ya había depositado. Al correr al banco no volteé a ver a nadie, un par de personas en la facultad trataron de interceptarme pero no les permití hablar siquiera, me sentía mal, tenía hambre y estaba muy cansdo, empezo a darme uno de esos dolores de cabeza que duelen como en la parte trasera de los ojos;después descubriría yo que mi estado de ánimo no era único, una sombra se cernía sobre la ciudad entera.
Camino entre el banco y el metrobús me topé con un puesto de libros viejos,mi kriptonita. Detúveme a echar un vistaso y de inmediato saltó a mi vista la anaranjada portada de "En el Camino" de Jack Kerouac, el precio me pareció más que justo y lo compré de inmediato, antes de entrar a la estación de metrobús compré una botella de agua para tener cambio y subí al camión escuchando The Seeker en el ipod.
Son más de veinte las estaciones de metrobús que separan C.U. de mi nuevo hogar, camino a casa me dediqué a leer un libro que me regalaron en mi último cumpleaños: Confieso que he Vivido de Pablo Neruda, lo recomiendo a mares, me quedé leyendo su interesante vida todo el camino hasta que al darme cuenta el autobús estaba lleno reventar de gente y a sólo unos metros de mi estación.
Debí haberme bajado ahí, más gente, que no logró bajarse en Insurgentes se bajó ahí, pero yo pensé que sería mejor esperar a atravesar Reforma y bajarme en esa estación. Fué casi imposible bajar, yo fuí el único que trató de descender en esta estación y no lo habría logrado de no ser por la gente que desde dentro me empezó a empujar hacia afuera. Mi cuerpo salió pero mi mochila quedó prensada entre cuerpos aplastados y sudorosos, tras mucho jalar logré liberarla pero, estúpido yo no cerré bien mi mochila, afuera del autobús busqué mi botella de agua y mi libro de Kerouac, ninguno estaba ahí.
Llegué a casa malhumorado, enfadado,ofendido, adolorido y cansado; casi terminaba lo que quedaba de una botella de caña cuando me llegó un mensaje de la dama pintora, algo del metro balderas..entré a internet para comprobar que la razón por la que había tanta gente en el metrobús ese día era porque cerraron la línea 3 del metro, y que la razón por la que cerraron la línea 3 del metro fué porque un tipo armado mató a dos personas en el andén, en la página de el universal vi horrorizado el video, me fuí a dormir y tuve pesadillas. Una incluía a la señorita Autizma.
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5 comentarios:
ya extrañaba q escribieras asi, espero verte pronto.... cuidate!!
Te dije que lo leería, y que bueno que lo hice! tmb te hice caso y creé mi blog.
woa... q mal viaje.
Chale! lo q sucede en el transporte público. Lástima q en Balderas no mataron al puerco sino al Don q quería ayudar
Lamento lo d la pesadilla, prometo no aparecerme d nuevo.
Y lo que para ti fue un día de sexo, sentimientos de impotencia para con tu damisela, viajes, dolores de cabeza, deleite ante las vidas impresas en débiles hojas de papel, gente rodeando y haciendo pesado el ambiente, para otros fue un fatídico día, nadie se imaginaría que alguien de la nada explotaría, pistola en mano mediante... Y los hechos se entretejen y forman la historia de un día cualquiera...
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